El 26 de enero de 1908 nacía el diario La Voz de Avilés, promovido por un grupo de industriales, profesionales y acaudalados indianos, de distintas ideologías, unidos en apoyo del entonces diputado republicano José Manuel Pedregal, que fue su principal promotor. Dirigido desde el principio por Manuel González Wes, un abogado de su entorno, que al año siguiente obtendría la plaza de secretario del Ayuntamiento, precipitó su aparición el entusiasmo de la ciudad ante el proyecto de construcción del ferrocarril de la costa. 

Este libro repasa los primeros 100 años de vida del periódico. Descubre quiénes fueron los fundadores de su primera editora y qué motivos les movieron a emprender aquella empresa, hace un detallado y documentado recorrido por su historia, aportando innumerables datos —algunos, hasta ahora desconocidos—sobre la evolución del diario y las personas que lo hicieron en sus distintas etapas. La labor de la familia Wes al frente de la cabecera, cuya propiedad pronto asumió, conservándola viva hasta hoy a través de muchas vicisitudes. 

La obra narra los acontecimientos que afectaron a La Voz en este siglo: las polémicas con su oponente El Diario de Avilés, la escasez de papel por la Primera Guerra Mundial, los conflictos sociales, el asedio de la dictadura de Primo de Rivera, la experiencia de la Segunda República, el asesinato del fundador al estallar la Guerra Civil, la incautación por el Frente Popular y su posterior adscripción a Falange para sobrevivir bajo un título distinto, el restablecimiento de la cabecera original por Juan González-Wes, la difícil posguerra y el franquismo, la llegada de Ensidesa, la modernización de las instalaciones y del periódico de la mano de Jesusa López Marqués, viuda de don Juan, la transición hacia la democracia con la dureza de la reconversión industrial como trasfondo, el cambio de tecnología y la incorporación del diario al grupo Vocento, a través de El Comercio. Todo ello, condensado en casi quinientas páginas, con el testimonio de muchos de sus más recientes protagonistas.